LA ORDEN

 

"Entrégame todas las mañanas; dame un voto de confianza, búscame un día a la vez". 
    Esto lo escuche de Dios; en la boca, y sermón de un predicador en mi devocional intimo de hoy. Y lo resalto porque capaz también lo necesites memorizar; francamente sé que no es casualidad, y de antemano ésta orden ya estaba pautada desde el 17 de Enero, y en respuesta desde esa fecha estoy esforzándome sobre mis mañanas, ser constante en lo primero, pasar tiempo con Dios. Sin embargo; a mi mente han venido en diferentes oportunidades este pensamiento: "Llegará el día que no buscaras a Dios por la mañana", evidentemente y comprobado como todo en el bien de Dios el mal siempre estará al acecho, queriendo salpicar lo maravilloso de éstas dos semanas, acto que me provoca aversión.

Y dentro de mi surgen preguntas ¿Cómo hago para no darle la razón a las tinieblas? ¿Cómo hago para no perder el enfoque? ¿Qué le digo a mi carne, a la flojera, que no voy a flaquear otra vez en la oración?

Tengo que obedecer, solo eso. Ordenes son ordenes y aun más cuando vienen de Dios.  

Hoy cuando oraba; y meditaba en su palabra me reafirmaba ésta certeza, y es que sé que no tengo la garantía de que las puertas se abran, que yo pasaré por el mar seco, y que tendré un problema menos. Lo sé; así como cuando salí de mi país sola pero con fe en Dios, sabiendo que yo no tenia garantías de una mejor calidad terrenal, pero sí contaba con muchas promesas, sobre todo una que es especial, que él estaría conmigo. A pesar de los desafíos; de que sí me toca mojarme los pies y caminar como Pedro lo debo de hacer, de que si me toca como Pablo naufragar y mantener la calma lo tendré que hacer una y otra vez. Creer en aquel que no me garantizo la cotidianidad de cada día pero si la promesa.  

Dios no tiene que confiar en mi,  yo soy la que tiene que confiar en él, solo eso. 

Y aunque por la noche le pregunte ¿A dónde iremos mañana? Y su respuesta sea: Tranquila, duerme, mañana te diré. 

Yo; Jaimary Michel me gozaré; y me alegrare en cada porción de cada día, y ésta será mi más grande victoria, un día a la vez con Dios.


El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
— Lamentaciones 3:22-23











Comentarios

  1. Amén muy buena reflexión

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  2. Wooooooo reflexión que toca muy de cerca a mi corazón, hermosa palabra Dios te bendiga aun mas.

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